Crítica Con el agua al cuello película dirigida por Hallie Meyers-Shyer con Michael Keaton, Mila Kunis, Andie MacDowell, Michael Urie
Michael Keaton brilla en una película divertida y hasta emotiva, pero algo irregular
De qué va Con el agua al cuello
Andy Goodrich es un hombre que se ve desbordado por las circunstancias. Obsesionado con su trabajo durante toda su vida, cuando su mujer ingresa en un centro de rehabilitación, se verá obligado a prestar atención a sus hijos de nueve años, mientras todo a su alrededor se tambalea. Para salir adelante, pedirá ayuda a su hija mayor, quien nunca tuvo la atención paterna de la que ahora gozan los pequeños.
Una película sobre las segundas oportunidades que nos da la vida
Con el agua al cuello es una de esas “feel good movies” que, sin hacer demasiado ruido, llegan y se ven con tremenda facilidad y mucho encanto, aunque nunca lleguen a profundizar en muchos de los temas que proponen. Una historia pretendidamente cercana sobre un hombre que cree tenerlo todo controlado en su vida pero que, en un momento, ve como todo se tambalea a su alrededor. Y, aunque no lo parezca, es la vida ofreciéndole una segunda oportunidad para buscar el valor en las cosas que él daba por sentadas.
Llevo diciendo, desde hace un tiempo, que me cuesta cada vez más empatizar con personajes de clase alta, como en este caso, y es uno de los hándicaps de la película. El protagonista es el dueño de una galería de arte con una casa magnífica y, a veces, me gustaría ver más personajes cercanos, de esos que te puedes cruzar por la mañana en el metro sin problemas, o comprando en el hipermercado. Pero el guión hace un buen trabajo consiguiendo que empaticemos con él según avanza la historia, centrándose en que lo material es lo que menos importa, lo verdaderamente importante es la gente que nos rodea.
Pero, para que esa empatía se haga realidad, necesitas a un actor como Michael Keaton al frente de la película. Su personaje, pese a caer en todos los clichés del género, crece gracias a la mirada del actor, a una interpretación honesta y sincera, nada recargada, creíble y natural. Un trabajo brillante de Keaton que no debería pasar desapercibido por la audiencia. También merece reconocimiento Mila Kunis dando vida a la hija mayor del personaje, aunque el guión no la trate con el mismo cuidado y su evolución tenga saltos poco elaborados, además de ideas que se pierden momentáneamente.
Una historia que no es lo que parece… para bien o para mal
Sin revelar demasiado, puedo decir que la sinopsis de la película no es del todo honesta con el espectador. Y eso no es malo, porque permite que haya espacio para la sorpresa. La película, puedo decir, no sólo explora la relación de un padre con sus hijos, sino que intenta ahondar en las relaciones del protagonista con su entorno, especialmente en el laboral, que es donde sucede gran parte de la historia. No es mala idea la de la directora y guionista Hallie Meyers-Shyer, quien además saca gran partido al espacio visual, sin caer en lo estáticas que suelen ser estas películas visualmente.
Con el agua al cuello se ve con gusto y sus menos de dos horas de metraje pasan sin darte cuenta. Pero el guión acaba siendo demasiado irregular. No sólo hay demasiadas historias llenas de clichés dentro de sus tramas, sino que hay tramas que se abandonan, personajes que se olvidan y cabos sueltos incomprensibles. Quiere abarcar demasiado y no le alcanza para todo, algo que es especialmente notable con el personaje de Mila Kunis. Además, le falta garra para alcanzar ciertos temas con la fuerza necesaria. Pero se ve con agrado, se disfruta y se goza de Michael Keaton. Y sales del cine con una pequeña sonrisa…
Jesús Usero
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Crítica Con el agua al cuello
