Crítica Novocaine película dirigida por Dan Berk, Robert Olsen con Jack Quaid, Amber Midthunder, Ray Nicholson, Jacob Batalon, Betty Gabriel
Jack Quaid protagoniza esta peculiar comedia de acción, llena de sangre y violencia desatada
De qué va Novocaine
Nathan Caine lleva toda su vida cuidando sus alrededores. Padece una condición que le impide sentir el dolor, el frío o el calor, lo que hace su existencia un peligro en sí mismo. Puede estar desangrándose y no enterarse. Todo cambia cuando conoce a Sherry, una joven de la que se enamora. Así que, cuando unos hombres asaltan el banco donde trabajan y secuestran a Sherry, Nathan hará todo lo posible para recuperarla, gracias a su condición.
Un disparate muy consciente de serlo
Una de las mayores virtudes de Novocaine es que sabe perfectamente lo que es, lo que ofrece y a qué público va dirigida. No intenta engañar a nadie, no quiere vestirse de otra cosa para disimular su estilo. Es una gamberrada que está orgullosa de serlo. Una película disparatada que no sólo asume esa condición, como la de su protagonista, sino que la lleva por bandera para hacer humor y sacar las carcajadas del público, siendo cómplice con el espectador de lo que propone. Como Deadpool, por ejemplo, aunque algo más moderada y sin romper la cuarta pared. O como Kill Boy hizo el año pasado.
Dan Berk y Robert Olsen se ponen al frente de este entretenidísimo producto de cine de acción y comedia, una mezcla a la que no son ajenos porque ya nos deleitaron con la más que interesante Villanos hace unos años, cambiando el thriller por la acción, pero jugando a romper las normas del género, como aquí. Y esa es la clave. Romper las reglas. En un mundo en el que el cine está plagado de superhéroes, ¿por qué no ofrecer un superhéroe real y plausible cuyo poder es no sentir dolor? Justo lo que le ha aterrorizado toda su vida, se convierte en la mejor forma de salir del embrollo en que se mete. Y funciona muy, muy bien.
Cuentan con Jack Quaid al frente, quien sabe perfectamente cómo interpretar a este tipo de “parguelas” de manual. Un tipo apocado, tímido, reservado, escondido casi del mundo… Aquí surge el problema, uno de ellos. Es imposible no ver la película y pensar continuamente en el papel de Quaid en The Boys. El actor corre el riesgo de quedarse encasillado en este tipo de roles, algo que debe evitar porque luego cuando hace cosas distintas como en La Acompañante, sorprende y para muy bien. Algo parecido le pasa a su compañero Jacob Batalon, que parece siempre empeñado en interpretar el mismo papel…
Diversión y sangre, pero con altibajos.
No cabe duda de que el producto final es muy entretenido y convence si el espectador sabe lo que va a ver y le gustan este tipo de gamberradas. Pero tiene algunos problemas que no saltan a la vista desde el primer minuto. A la película le cuesta arrancar y coger ritmo, no sólo con el desarrollo de la historia, previsible pero bien planteada, sino por el propio humor. El trámite de llegar al atraco y a que comience la acción, se hace un poco cuesta arriba porque no es tan gamberra como luego llega a ser…
Es más, en ese primer momento, uno teme que la película vaya a edulcorarse demasiado con el romance, que también, y que nada de lo que nos prometieron fuese verdad. Pero no lo hace. Se lanza al vacío a partir de que comienza el atraco, coge velocidad y ya no se detiene salvo para coger más impulso. Aligerando ese arranque podía haber sido mejor, pero con el nudo y el desenlace nos hace olvidar el resto.
Jesús Usero
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