Crítica Por todo lo alto película dirigida por Emmanuel Courcol y protagonizada por Benjamin Lavernhe, Pierre Lottin, Sarah Suco, Jacques Bonnaffé, Anne Loret y Clémence Massart-Weit.
Melodrama entretenido y convincente
De qué va Por todo lo alto
Thibaut Desomeaux (Benjamin Lavernhe) es un prestigioso director de orquesta parisino, al que le diagnostican leucemia. El hombre solo tiene la esperanza de encontrar a un donante de médula ósea que sea compatible, pero nadie en su familia supera las pruebas. Esto lleva a Thibaut a descubrir que su madre biológica no es quien le crió, sino una mujer desconocida que le dio en adopción.
Dentro de la rama de su familia consanguínea, el director de orquesta localiza a su hermano (un músico aficionado y cocinero en un colegio, que responde al nombre de Jimmy Lecocq), el cual puede ser su única vía factible para la ansiada salvación de su terrible enfermedad. Por su parte, Jimmy se siente sorprendido al principio, pero al final accede a donar su médula. Después de salir del hospital, Thibaut siente que no puede abandonar por segunda vez a su único pariente vivo, y le ayuda a preparar las partituras de la banda de música en la que este participa.
Crítica Por todo lo alto
La lucha de clases y las casualidades de la vida son los dos elementos que nutren el argumento de esta divertida tragicomedia dirigida por Emmanuel Courcol, y avalada por la producción del cineasta Robert Guédiguian.
El estilo desenfadado desplegado por Courcol contribuye a percibir la historia como un emotivo relato de dos hermanos separados por años de distanciamiento no voluntario, a los que une un hecho trascendental del que depende la supervivencia de uno de ellos. Este esquema argumental le sirve al responsable de Welcome para montar una película donde los diálogos entre los dos protagonistas suponen el auténtico motor del film, con sus anécdotas y sus peleas (tanto los reproches como la conexión que ambos experimentan a través de la música).
La relación fraternal entre Thibaut y Jimmy da pie para mostrar un cuadro costumbrista de naturaleza coral, en el que se narran los problemas de los trabajadores de una zona deprimida y emprobrecida del norte de Francia. La implicación del director de orquesta con la banda musical en la que participa su hermano abre las puertas del largometraje a exponer el asunto del cierre de la fábrica de la localidad, con lo que ello significa para los trabajadores del lugar.
Courcol trata cada uno de los temas con una efectividad encomiable, siempre apoyado en la perspectiva humana que le ofrece el heterogéneo cuadro de personajes, cada uno de ellos dotado de los necesarios chispazos de singularidad que les distingue del resto.
Como auténticos pilares de la historia, Benjamin Lavernhe y Pierre Lottin efectúan sendas caracterizaciones verosímiles y plagadas de matices, en la piel del angustiado Thibaut y del desconcertado Jimmy. Ellos dan sentido a una película que mezcla con soltura el humor con las desgracias existenciales que guían la trama.
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Emmanuel Courcol sabe cómo evocar los efectos sensibles de films tan exitosos como Intocable.
Jesús Martín
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