Crítica Smile 2 película dirigida por Parker Finn e interpretada por Naomi Scott, Kyle Gallner, Drew Barrymore, Rosemarie DeWitt, Ray Nicholson, Lukas Gage y Peter Jacobson
Los alardes audiovisuales elaborados por Parker Finn elevan el interés de un film demasiado enrevesado y algo repetitivo.
De qué va Smile 2
Skie Riley (Naomi Scott) es una estrella de la música en horas bajas. Tras la muerte de su novio en un misterioso accidente de coche, la joven tuvo que ser internada en una institución psiquiátrica por sus tendencias suicidas. Después de una intensa terapia, Skye vuelve a los escenarios; pero un terrible dolor de espalda la lleva a contactar con su antiguo proveedor de drogas. Lo que desconoce la cantante es que el “camello” se encuentra enloquecido por una posesión demoniaca, que le obliga a mostrar una macabra sonrisa en su rostro.
Crítica Smile 2
Parker Finn sorprendió a los espectadores en 2022, con la ingeniosa trama de Smile. La historia de la psiquiatra Rose Cotter (Sosie Bacon estuvo brillante, en su caracterización de la facultativa) y de la extraña maldición que la perseguía mostró una efectiva pesadilla de naturaleza terrorífica, que ahora el propio Finn intenta desarrollar con esta secuela algo artificial.
Pese a contar con los mismos elementos constitutivos del capítulo inaugural, Finn aumenta la apuesta a través de un barroco espectáculo de sangre y vísceras, en el que la atmósfera videoclipera gana la partida a la necesaria reflexión sobrenatural y existencial que plantea el guion.
Smile tuvo una más que notable repercusión tras su paso por los cines debido sobre todo a su fórmula imaginativa para ilustrar el caótico universo de una serie de personas condenadas por un espíritu invisible a matarse, con el objetivo de pasar a alguien diferente la maldición de la eterna sonrisa. Sin embargo, en esta segunda entrega todo se diluye en medio de un producto gratuitamente gore, en el que los componentes más perturbadores quedan en segundo plano; para potenciar la pesadilla de la protagonista a base de efectos reiterativos y regresiones continuas a un pasado que se intuye desde el inicio como oscuro y desquiciante.
Bajo estas coordenadas artísticas, la actriz y cantante británica Naomi Scott exhibe su compromiso con una mujer al borde de la autodestrucción, la cual vive en un abismo emocional sin fin, incluso antes de toparse con el espectro de la risa a lo joker. La otrora princesa Jasmine, en la versión con humanos de Aladdin, se mete plenamente en la destrozada y fragmentada psique de Skye Riley, con una convicción que apuntala la verosimilitud de un rol con las suficientes aristas como para sacar adelante una caracterización encomiable. Un trabajo que queda algo lastrado por la torpeza de un guion obsesionado con alargar la agonía de la mencionada víctima de las risas criminales, aunque con ello aturda al espectador con numerosos e innecesarios giros argumentales.
No obstante, y a pesar de sus derrapes a la hora de mantener la tensión, Smile 2 acierta en lo referente a generar el susto ocasional, con sus trucos a base de miradas asesinas en primer plano y la proliferación de muertes truculentas.
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El mayor referente de Smile 2 es la parte inaugural de esta bilogía, aunque también existe algo de influencia del cine de terror japonés, y a su apego a los maquillajes fantasmales.
Jesús Martín
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