Crítica Un buen padre película dirigida por Ronan Tronchot con Grégory Gadebois, Géraldine Nakache, Lyès Salem, Anton Alluin
Entrañable drama familiar en el mundo eclesiástico
De qué va Un buen padre
Simon es un cura consagrado a su vocación y a su comunidad cristiana. Un día, en una de sus misas, recibe la visita de Louise, una mujer con la que hace más de una década tuvo una relación. Esta le revela que ha tenido un hijo, llamado Aloe, y que el padre no es otro que el propio Simon. El cura tendrá que enfrentarse a esta nueva realidad y lo que supondrá para el futuro de su trabajo y vocación.
Crítica de Un buen padre. Solvente drama con corazón
Un buen padre es una película que plantea una pregunta muy interesante: ¿Qué supondría que un cura de repente tuviera un hijo? Como sabemos, la vida dedicada a la Iglesia, en cualquiera de sus cargos, implica tener que renunciar a una vida más convencional y a cosas como formar una familia.
La Iglesia es una de las instituciones más antiguas del mundo y, a la vez, es una a la que más les cuesta cambiar a la vez que lo hace el mundo, al menos en lo que es su cara más visible. Aunque la película de Ronan Tronchot deja entrever varias de las contradicciones e hipocresías que se ocultan dentro de la institución eclesiástica, no en lo que es la religión y la fe; la película centra su corazón y su núcleo en este cura entregado a su vocación y su recién descubierta paternidad. Y son en estos momentos donde la cinta brilla con toda su luz.
Aprender a ser padre en distintas facetas
El guion pone de manera muy clara el conflicto al que nos enfrentamos con Simon: ¿Es posible ser el padre de un niño y ser cura? ¿Por qué el resto de creyentes pueden llamar padre a Simon pero no su propio hijo? Esta última pregunta es la que verbaliza el propio Aloe y es lo que va explorando la película de una manera muy interesante y bien escrita, con una gran desarrollo de nuestro personaje principal, Simon.
La cinta mide muy bien sus tiempos para no solo presentar el conflicto principal, sino poner otras problemáticas de la Iglesia como institución en una era moderna sobre la mesa. Aunque la mayor parte de ellas se exploran de pasada, hay una trama sobre un embarazo en una menor que, no solo ejemplifica mejor este problema de modernización de la Iglesia o su hipocresía, sino que se relaciona con la propia historia de estos padres y cómo han afrontado, o afrontan, su cometido con respecto a sus propias vidas.
Hay un buen guion y una buena dirección detrás de la cinta, enseguida entiendes qué tipo de persona y cura es Simon, igual que el resto de personajes y cómo funcionan sus vidas. No es una cinta especialmente larga por lo que, aparte de no hacerse pesada en ningún momento por estar implicado en la historia, es formidable que consiga hacer que conectes con todos sus personajes, incluso con los que menos peso tienen. Ayuda que también haya un elenco solvente detrás.
Un buen padre es un bonito, a la vez que esclarecedor, drama
La premisa de Un buen padre, una persona descubriendo muchos años después que tiene un hijo del que no sabía nada, no es algo nuevo en el cine; pero la cinta consigue colocar la idea sobre un fondo, como es el mundo eclesiástico, que da mucho juego. Aprovecha bien sus cartas para contar una historia bonita a la vez que presenta cuestiones reales sobre la Iglesia como institución, aun pudiendo profundizar más en algunas.
Elena Campos
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Crítica Un buen padre