Crítica Un funeral de locos película dirigida por Manuel Gómez Pereira con Quim Gutiérrez, Ernesto Alterio, Gorka Otxoa
Una comedia con un gran reparto, que mejora según avanza la trama y se vuelve más disparatada.
De qué va Un funeral de locos
Una familia se reúne para celebrar el funeral del patriarca en la vivienda que tienen en un precioso lugar, sin saber que lo que parece un velatorio tranquilo en el que se recuerde al fallecido, va a convertirse en una locura que va en aumento cuando los secretos de todos ellos empiezan a ser desvelados, especialmente los del propio patriarca.
Remake a la española de una película británica, algo no muy común
Estamos más acostumbrados a ver adaptaciones de nuestro material fuera de España, o a ver cómo adaptamos proyectos que son, inicialmente más cercanos a nosotros, como películas de Francia o Latinoamérica que han sido rehechas recientemente en nuestro país. Tomar una comedia británica, tan popular que ha dado pie a un remake norteamericano también, y traerla a nuestro particular universo y cultura, no es un trabajo sencillo, aunque permite alejarse lo suficiente del material original en su fondo, como para no caer demasiado en la repetición. Pero sigue siendo una apuesta arriesgada la que toma el cineasta Manuel Gómez Pereira y la guionista Yolanda García Serrano.
Primero porque las comparaciones son odiosas, segundo porque la película original, aunque no sea excesivamente conocida fuera de sus fronteras, es muy buena y cuesta estar a su altura. Además, hay que localizar muchos elementos de aquella que en nuestra cultura quedarían fuera de lugar. Pero, según avanza la trama, la película se embarca más y más en el disparate y en las cuestiones más propias de nuestro territorio, lo que hace que cada vez sea más divertida, más gamberra y con un humor más negro. Es entonces cuando te das cuenta de que merece la pena un remake así, si está en buenas manos.
Hay un elemento en el que salimos ganadores frente a los británicos sin lugar a dudas, y es el reparto. Con Quim Gutiérrez como el personaje “central” en una comedia muy coral, nos encontramos a Ernesto Alterio, Belén Rueda, Hugo Silva, Inma Cuesta, Gorka Otxoa, Secun de la Rosa, Arturo Valls, Santi Ugalda y un Antonio Resines cuyo personaje se merece una película para sí mismo, y que cada vez que aparece en pantalla, roba la película a los personajes más centrales. También se nota la mano de la productora mexicana, SBD Films, que ya ha colaborado en varias producciones españolas, y aporta presencia de ese país con, por ejemplo, Esmeralda Pimentel.
Tarda en arrancar, pero cuando lo logra, consigue carcajadas
Manuel Gómez Pereira despliega todo su saber y buen hacer en una comedia, para, por un lado, sacar todo el partido posible a una limitada localización como es la casa donde todo ocurre, y, por otro, permitir a todos los personajes brillar en su momento adecuado. Y, pese a un arranque prometedor con una escena con un curioso cameo, la película detiene su paso para presentarnos a todos los personajes y sus peculiaridades. Y le cuesta encontrar el tono de nuevo. Le cuesta demasiado.
También parece que le cuesta dejar sueltos a los personajes más gamberros, como son los de Gorka Otxoa o Antonio Resines, que cuando aparecen hacen que reine el caos, y eso siempre es divertido de ver, y mucho. También hay un elemento escatológico que casi sobra dentro de la propia película, aunque parte de los espectadores lo encontrarán muy gracioso, sin duda. Una película simpática, por momentos hilarante (esas escenas de créditos…), pero que da la sensación que despega demasiado tarde, pese a su increíble reparto.
Jesús Usero
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Crítica Un funeral de locos