Crítica Una película de Minecraft película dirigida por Jared Hess con Jason Momoa, Jack Black, Danielle Brooks, Sebastian Eugene Hansen
Una nueva adaptación de videojuegos a la gran pantalla sin demasiado brillo, para el público familiar.
De qué va Una película de Minecraft
Una pareja de hermanos que ha perdido a su madre recientemente, se muda a un perdido pueblo de Idaho, donde, junto a una agente inmobiliaria y a un antiguo gamer profesional fracasado, se embarcarán en un viaje a un reino mágico junto a un hombre que lleva años allí, donde pueden crear casi de todo, pero donde también una amenaza siniestra intenta por todos los medios acabar con el mismo.
Café para los muy cafeteros
Cuando se anunció la película sobre el videojuego Minecraft todos, o casi todos, arqueamos la ceja con duda. ¿Cómo crear una historia en torno a un juego que no tiene historia? Un juego en el que la mecánica principal se centra en conseguir recursos y construir cosas, evitando las amenazas que surgen de noche. Y, al parecer la respuesta era la más sencilla. Con la historia más simple y torpe que podamos imaginarnos. Una suerte de Jumanji pero bastante más perdida en todos los sentidos. Puede que el hecho de que la película cuente con hasta seis guionistas distintos en sus créditos explique un poco eso…
O también puede que sea en parte responsabilidad de su director, Jared Hess, responsable de esa joya que es Napoleon Dynamite, pero también de cosas tan bizarras, y fallidas, como Súper Nacho. Aquí intenta aportar ese humor caótico, disparatado y peculiar que tiene, pero el propio proyecto no le permite explorarlo demasiado. Cada vez que uno de esos ramalazos aparece, Minecraft logra enganchar al espectador y hacerle reír. Cuando no lo hace, que es demasiado a menudo, la película se pierde en un mar de absurdos injustificados que no aportan absolutamente nada. Y que desaprovecha el talento cómico del reparto.
No todo el reparto tiene ese talento. La joven pareja de hermanos, Emma Myers y Sebastian Hansen, están ahí para ser el ancla real de la historia, aunque los personajes se desarrollen más bien poco. Jason Momoa y Jack Black se lo pasan en grande, pero la película no les permite ir al disparate absoluto, especialmente a Momoa, quien tiene una vis cómica genial pero no parece terminar de explotarla ni siquiera en una película así. Se ve en la pelea con el pollo, que llega un punto en el que necesita abrazar por completo el disparate… Jennifer Coolidge, por ejemplo, cuando sale hace que la película se dispare, pero su presencia es casi un cameo (y una muestra de dónde estaba la historia divertida e interesante).
Muy redonda a nivel visual…
Cuando cogemos una película como Minecraft y la comparamos con recientes estrenos familiares, como Blancanieves, vemos que la película de Hess tiene un acabado mucho más redondo. Sí, es cierto que la película de Disney tiene más historia y está mejor arbolada, pero el CGI de esta y su forma de integrarlo en la historia es mucho mejor. Más inteligente (¿por qué intentar hacerlo real si es Minecraft?) y más creíble (los decorados, la forma en que se integran e interactúan las cosas). Es una superproducción que aprovecha mucho mejor sus recursos y nos deja un mejor sabor de boca en ese aspecto, llevándonos a un muy buen desenlace.
El resto es lo que es. Un guión muy mediocre, unos personajes sin desarrollar y un humor que funciona a ratos sí y a ratos no. Un exceso de canciones de Jack Black (que dan un poco de grima) y un viaje que hará las delicias de las familias, aunque algunos momentos pueden asustar a los más pequeños… Cumple y aprueba por los pelos.
Jesús Usero
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Crítica Una película de Minecraft
