Crítica Until Dawn película dirigida por David F. Sandberg con Ella Rubin, Michael Cimino, Odessa A’zion, Ji-young Yoo
Una mezcla de humor y terror que homenajea al videojuego de Playstation, hecha para los fans
De qué va Until Dawn
Inspirada por el videojuego del mismo título de 2015, la película juega con la historia de una joven, Clover, que un año después de la desaparición de su hermana, y sumida en una depresión, decide embarcarse en un viaje en su busca, junto a sus amigos. Así llegarán a una casa en mitad de la nada donde un asesino enmascarado acaba con ellos. Aunque eso será sólo el inicio de la pesadilla, obligados a morir y resucitar noche tras noche.
Nada y todo que ver con el videojuego a la vez
Cuando se anunció la adaptación del videojuego Until Dawn a cine, la duda que se cernía era cómo iban a conseguirlo. Until Dawn es más una película de terror interactiva que un juego. Una historia con múltiples personajes y decisiones que tomar. Dependiendo de ellas, a lo largo del juego, podían suceder muchas cosas. Podíamos acabar la historia con todos los personajes muertos o que todos sobreviviesen. Dependía de esas acciones, lo que nos invitaba a jugarlo una y otra vez hasta conocer todos los detalles de su historia… Adaptarlo suena complicadísimo…
David F. Sandberg, un director de cine de terror que tiene un par de películas más que interesantes como son Nunca apagues la luz y Annabelle: Creation (además de rodar las dos entregas de Shazam) ha encontrado la fórmula perfecta junto a los guionistas Gary Dauberman y Blair Butler. Unir todas esas posibles historias en una sola película jugando con el concepto de bucle temporal. Los personajes mueren, una y otra vez, de las maneras más brutales posibles, para resucitar y empezar de nuevo. Como si jugásemos una nueva partida. Una decisión inteligente que funciona muy bien.
Y lo hace presentando una historia original, alejada del juego, pero basada en el mismo universo. En el juego Hayden Panettiere, Rami Malek o Peter Stormare ponían voz y rostro a los personajes. Y Stormare repite aquí siendo una suerte de nexo en este universo compartido. Además, en lugar de contar con rostros jóvenes, pero sin personalidad, Sandberg reúne un grupo de actores con bastante talento, como Ella Rubin, Michael Cimino u Odessa A’zion. Ese talento nos permite disfrutar más de una película que hace sufrir, y mucho, a esos personajes. Y nos hace disfrutarlo como espectadores pasivos.
Un guión lleno de humor para suplir sus carencias
La narrativa de Sandberg es eficiente, tiene fuerza y nos arrastra a la historia. La cuidada fotografía y el diseño de producción nos ayudan también. Pero es en el humor donde reside la clave de todo. Until Dawn sabe lo ridículo de lo que propone y se ríe continuamente de ello. Y el espectador lo goza si entra en el juego (el momento vaso de agua es delirante). No quiere ser una película de terror seria y, además, llena la historia de cientos de guiños al juego original. Desde monstruos, detalles, lugares… muchas cosas nos recordarán al juego.
Eso supone un problema. Si el espectador no ha jugado, queda fuera de esa metanarrativa. No pillará los guiños, los chistes internos, las imágenes icónicas, las conexiones directas… Y eso cierra sus puertas a la audiencia. Eso y el hecho de que no explica ni la mitad de lo que propone, porque está más interesada en el siguiente susto (no son excesivos, pero sí efectistas y efectivos), en el siguiente chiste o en la siguiente muerte sangrienta. Eso es lo que nos hace disfrutar, a fin de cuentas. Su gore desmedido, sus muertes inventivas, su sentido del humor… Y si uno es fan del juego, todavía más.
Jesús Usero
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Crítica Until Dawn
