La primera purga. La noche de las bestias ★★
Cierto cansancio se detecta, y es comprensible, en esta última entrega de la saga de La purga, que en mi opinión es claramente inferior a las anteriores y pura explotación de la fórmula con pocas ganas de innovar algo o añadir una nueva mirada al asunto. Eso ha sido una sorpresa en negativo, porque visto que se ponían en la clave de hacerse una precuela y regresar a la Primera Purga, pensaba que era con la intención de darle otro sesgo al asunto y sacar los argumentos del ciclo repetitivo de las entregas anteriores, pero no. Es justo lo contrario.
Desaprovechan la posibilidad de entrar en los orígenes del asunto a fondo, se quitan de encima precipitadamente y con una pincelada la subtrama conspiranoica de eliminación de las capas más necesitadas de la sociedad a manos de los más adinerados y la imposición de un régimen dictatorial criminal. Hacen que la psicóloga arquitecta del asunto, interpretada por Marisa Tomei, tenga curiosas perspectivas de desarrollo como personaje inicialmente como epicentro de esa posible subtrama de conspiración e intriga, pero luego se sacan ese personaje de encima de manera precipitada, desaprovechándolo. Ocurre lo mismo con el personaje del inquietante Skeletor, presentado desde el principio, en las entrevistas iniciales, como antagonista eficaz para el tipo de producto de acción y evasión con violencia que nos proponen. Pero luego, tras usarlo esporádicamente en el primer acto y en el principio del segundo acto, hacen que desaparezca de casi todo el resto de la película, rescatándolo al final, casi con calzador y como deus ex machina, con una resolución de su arco bastante precipitada y plana, sin sacarle todo el jugo. Y, hablando de jugo, ninguno de los protagonistas tienen jugo, ni carisma, ni siquiera el que tenía el protagonista de las dos entregas anteriores. Aquí sólo hay acción, repetitiva de muchos planos, situaciones y personajes que reiteran lo visto en las purgas 2 y 3, y totalmente lejano al tono más de intriga inquietante que tuvo la primera entrega de la saga, de la que esta sobrexplotación está cada vez más lejos.
Ese cansancio por reiteración de propuestas ya vistas, su falta de sentido del humor –excluyendo los chistes escatológicos de la vecina, que no funcionan-, y su nula capacidad para autoparodiarse a estas alturas de la saga, hacen que esta entrega sea de las más flojas y tenga el final más tontorrón de todas las entregas hasta el momento.
Por otra parte, el papel del traficante de drogas convertido en héroe contra pronóstico está inspirado claramente por los veteranos héroes del cine de blaxploitation de los años setenta, pero claramente no es ni Shaft ni Luke Cage. Es un esbozo, como un recortable primario, sin relieve, de esquemas y conductas vistas cien veces en las purgas pero sin llegar a contar con la entidad para liderar un vehículo de acción, por mucho que intente replicar, aparentemente, a Wesley Snipes.
Recursos argumentales y de propuesta muy limitados en la purga más floja de todas.
Miguel Juan Payán
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VENGADORES: LA GUERRA DEL INFINITO XXXXX
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Ant-Man y la avispa ★★★ por JU
¿Quiere esto decir que esta película es una mala película? Ni mucho menos… Pero sí que tiene los suficientes problemas para que en determinados momentos uno se ponga a divagar sobre lo humano y lo divino, sobre las diversas tramas, los personajes, los futuros posibles o imposibles, o el pasado que nunca se reescribirá. No, no es mala, pero flojea por momentos. Voy a pasar del momento friki en el abajo firmante sigue con la sensación de que los personajes principales tendrían que ser Janet y Hank (más jóvenes como el resto de Vengadores, pero ellos son los que deberían liderar la trama), y que Scott Lang ya en los cómics era un personaje cargante y poco interesante. Pero no puedo dejar pasar que Paul Rudd, por mucho que lo desee, no está al nivel del resto del reparto, y su compañera en estas lides, Evangeline Lilly, se lo come con patatas en todos y cada uno de los momentos que comparten juntos, incluso en aquellos en los que se supone que deben sacar la escena entre ambos, ella solita se echa sobre sus hombros la responsabilidad de la trama y el guión.
Eso hace que lo que nos apete3zca mientras estamos viendo la película, sea una aventura en solitario de La Avispa, donde no aparezca ni Scott Lang, ni su familia, ni sus compañeros de trabajo. Sobre todo cuando se llegan a momentos como esa escena (ESA ESCENA) en el colegio, que es una escena de relleno tan absoluto que me ha dejado atónito. Como si por decreto la película necesitase durar dos horas, y no pudiesen ser 1h y 50 minutos. En ese momento, Lilly se convierte en reina de la función y hasta nos olvidamos de la presencia de Rudd. Las incorporaciones en esta secuela están muy bien, con Hannah John Kamen, Michelle Pfeiffer, Laurence Fishburne y Walton Goggins a la cabeza. Todos cumplen, todos aportan y todos tienen momentos magníficos, y no me hubiese importado nada en absoluto que hubiesen ampliado sus historias y tramas, sobre todo en el caso de los tres primeros, que casi parecen desaprovechados. Si vas a traer a Bill Foster (Fishburne), que sea para algo más… Eso es un acierto y es bueno, porque nos deja deseando saber más y descubrir más sobre los nuevos personajes (no pasa lo mismo con otros como Michael Peña o Bobby Cannavale, que si no regresan en la tercera entrega no pasa nada…).
Como antes decía, escenas como la del colegio, suponen un traspiés en el ritmo de la película, que a veces se resiente cuando fuerzan demasiado determinados momentos, sobre todo algunos puntuales que están pidiendo a gritos una escena de acción. Las que hay saben a poco, y el director no parece muy interesado en aportar más escenas de acción (si en mostrar varias veces a un personaje rodeado de hormigas gigantes o de hacer elipsis un tanto forzadas…) y esta película requiere de un poco más de sentido de la maravilla, algo que sí tenía la primera entrega, sobre todo en su tramo final. Aquí el tramo final está bien, a veces es incluso magnífico, pero tras la pelea en el restaurante, casi sabe a poco, porque deberían dejar a La Avispa tener más peso en dichas escenas de acción. Suyos son los mejores momentos y las mejores peleas. Y su historia dramática, su arco narrativo en la película, es más interesante también que el del protagonista o coprotagonista, como quieran enfocarlo. Como cuando Pym decide hacer cierta cosa en la película y uno se da cuenta de que esa es la película que realmente quiere ver…
Pasa algo similar al final de la misma, con la escena postcréditos. Por cierto, que la película tiene dos, una magnífica y otra, al final del todo, realmente ridícula por desgracia. Pero la primera, aunque previsible, abre las posibilidades a nuevas cosas que están por llegar, y apetece verlo. Como seguir viendo a La Avispa y a Hank Pym, y a varios personajes más (algo menos a Ant Man). La película pese a esos valles, tiene ritmo, es divertida, tiene carisma y tiene a La Avispa, no se le puede pedir mucho más. No se ha arriesgado, no se ha separado mucho de la original, y tampoco le hace demasiada falta. Cumple con lo esperado, aunque después de Infinity War es un pequeño paso atrás esperado y esperable. Nos queda un producto demasiado dependiente de la fórmula pero resultón, muy entretenido, perfecto para pasar dos horas de verano alejados del calor de las calles. Perfectos para desconectar, pero con menos alma que la anterior. La solución, dejar a Lilly como única protagonista. O a Douglas y Pfeiffer.
Jesús Usero
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VENGADORES: LA GUERRA DEL INFINITO XXXXX
Ant-Man y la avispa ★★★★ por MJP
Sigue siendo una de las propuestas que podríamos llamar “menores” dentro de la oferta que hace el universo cinematográfico de superhéroes Marvel, pero es más entretenida que la primera, más sólida como argumento que la primera, y tiene además mejores antagonistas, más sólidos en sus motivaciones y más interesantes en su desarrollo.
En mi opinión la película sale ganando por puntos a su predecesora. La primera era un buen entretenimiento y resultó una agradable sorpresa sobre todo por el buen uso de la contribución de Michael Douglas. Ésta segunda mantiene y administra bien a Douglas, le da entrada a Michelle Pfeiffer y le da más cancha a Evangeline Lilly y su papel como la Avispa. Ella es buena actriz, más carismática ante las cámaras que el repetitivo, previsible y algo cansino Paul Rudd. Lilly consigue no obstante hacer bien su trabajo y de paso ponerle algo de salsa y química al trabajo con su compañero de reparto. Se nota cómo en las secuencias en que ella lleva la voz cantante la película mejora, y en todas las que implican a Rudd en solitario o conduciendo la acción, la película cae en la trampa del más de lo mismo. Y es que, como ya ocurriera en la primera entrega, la propuesta de humor familiar y superhéroes que hizo Ant-Man y repite en algunos momentos Ant-Man y la Avispa está lastrada precisamente por la exigencia de ser familiar. De manera que veo a Rudd tan atrapado como a Lang en su casa, y casi sospecho que los propios guionistas son conscientes de ello. Rudd no puede tirar por el camino más gamberro de Deadpool y Deadpool 2, con las que tiene mucho en común. La diferencia es que Ryan Reynolds puede ir hasta el extremo pasando olímpicamente de calificaciones para todos los públicos, mientras que Rudd está coartado por esa etiqueta de calificación por edades. Por otro lado en lo referido a ejercer como personaje de superhéroe humorista, le ha batido la propuesta del nuevo y rejuvenecido Spiderman. Al menos ese peligro de caer en lo más moñas de la comedieta romántica con valores familiares que se asomaba un poco en la película anterior por el personaje y el conflicto con la “ex”, tan “made in Disney”, tan Cariño, he encogido a los niños, ha sido en mi opinión eficazmente exorcizado y reprimido en esta segunda película para dejar más espacio a lo que en casi todo su metraje es acción constante, con una carrera contra el tiempo en acciones paralelas que apenas deja lugar para que haya otra cosa en la película que una sucesión de eficaces y trepidantes viñetas en movimiento. Dichas viñetas –estamos nuevamente ante otra muestra de cinetebeo-, se nutren además en positivo frente a su antecedente de la ventaja de tener a los personajes principales ya presentados y poder jugar con ellos más libremente en un argumento más sólido y compacto. Ya no es una película “de orígenes” puesto que la Avispa fue prácticamente presentada en el largometraje anterior, y se permite el lujo de profundizar algo más en la claves definitorias del universo de los personajes, el universo cuántico, la primera Avispa desaparecida, una misión de rescate interrumpida, un nuevo antagonista más resolutivo, rescatando en breve y solo como pincelada para dar color y continuidad a los tres friquis que ejercen como asociados de Scott Lang, y manteniendo a un nivel más limitado y menos emocionalmente obvio la interactuación de Lang con su hija. Están ahí esos personajes, para garantizar cierto toque de continuidad, pero sin acomodarse a su presencia y dejar que se conviertan en lastres de lo que se supone que el público va a buscar en este largometraje: una bien calibrada mezcla de evasión y acción con más fantasía que ciencia ficción y la tradicional peripecia de superhéroes salvando el día. Pienso que aquí hay más acción del tipo Hombre-Hormiga y la Avispa, sin hacer de la misma algo que no debe ser. No debe ser un pretexto para contar de tapadillo una subtrama de familia rota, redención del padre ausente e irresponsable ante su hija (por cierto para eso les recomiendo que vean mejor la serie Happy de Netflix, creada por Grant Morrison y Brian Taylor), y sí debe ser lo que es: acción, persecución y peleas en las que funciona muy bien la nueva Avispa como figura femenina del cine de superhéroes Marvel.
Por lo demás, la construcción argumental es tan trasparente y pegada a la fórmula como siempre: por supuesto volvemos a encontrarnos con el recurrente tema de “pecados del padre” que es una constante en las producciones Disney, ya sea como pretexto para un dibujo animado o como pretexto para pasearnos por galaxias en guerra o como recurso para darle trasfondo al conflicto de los superhéroes. Los padres siempre están ahí para cagarla. Es algo que empieza a preocuparme seriamente como mensaje, porque además de sesgado y falso, es un tópico tan simplón como el mensaje de “persigue tus sueños”.
En lo negativo, el final feliz playero me tocaría las narices más de no ser porque lo equilibra y reescribe la primera secuencia post-créditos.
Eso sí, por lo que se refiere a la segunda secuencia post-créditos, esa que llega después de un millón de años de letritas en pantalla, blanco sobre negro, es una tomadura de pelo de la peor especie.
Más a favor el buen trabajo de rejuvenecimiento de los personajes de Pfeiffer y Douglas. Otros deberían tomar nota cuando se metan a barberos de bigotes rebeldes en rostro kryptoniano. Y no digo más que luego todo se sabe.
Miguel Juan Payán
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