Por supuesto la serie habla de la historia de Rodrigo Díaz de Vivar, un infantón hijo de un padre que falleció en batalla por su rey, y que es llevado a la corte de León por su abuelo para educarse allí y servir a uno de los hijos del rey, Sancho. Joven, aún lejos de ser la figura legendaria de El Cantar del Mío Cid, Rodrigo irá creciendo en la ciudad de León y será parte, voluntaria o involuntariamente, de los juegos de poder de la corte, aprendiendo de todos mientras se convierte en el guerrero, estratega, soldado y héroe que conocemos. Pero hay un largo camino hasta llegar a ese punto, uno del que conocemos el final, y algunos elementos más que recordados, pero no sabemos cómo fue el viaje. La serie pretende descubrírnoslo.
No se puede negar que Jaime Lorente lo pone todo para encarnar a Rodrigo. Su intensidad y pasión, su picardía, pero también la incapacidad para ver el gran tapiz que se coloca ante él. Marcado por el honor, la lealtad y el deber. Es un personaje que debe crecer. Debemos dejar que crezca. Pero está rodeado de otros realmente sensacionales. Aquí, señalo el papel femenino de Elia Galera, como la reina Sancha, y Alicia Sanz como Urraca. También Ginés García Millán, Carlos Bardem, José Luis García Pérez… son nombres a tener en cuenta. Pero ellas dos no sólo disfrutan mucho con sus personajes, sino que aportan un contrapunto más que interesante a la serie.
Una serie que visualmente tiene un empaque magnífico. Las batallas, los duelos, las justas… todo tiene un acabado y un despliegue de medios sensacional. La gran batalla de la temporada uno es memorable. El rodaje en exteriores, la música, la fotografía… todo funciona muy bien. Pero a veces el guión, no está a la altura. Los diálogos están demasiado encorsetados muchas veces y necesitan una vuelta de tuerca, entre el castellano antiguo y el moderno… No funcionan como deberían, están acartonados. Y el guión más allá de los diálogos afecta al ritmo. La serie tiene un problema con la velocidad de la historia. Hay cosas que suceden demasiado deprisa, y otras demasiado despacio. Debe encontrar su ritmo. Compensar lo visual con el guión. Equilibrarlo. Y darle más miga a los actores. Si consigue eso pasará de ser una serie buena a ser una memorable, como El Cid.
Jesús Usero
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