Basándose en su propia obra en audio, Kauffman une fuerzas con Duke Johnson para contarnos esta historia llena de tristeza y desesperación, con un trabajo de voz por parte del reparto, David Thewlis, Jennifer Jason Leigh y, sobre todo, Tom Noonan (hace el resto de voces de la película, sin importar sexo, raza o edad), que es digno de ser recordado. Con dosis de humor, pero sobre todo de ese universo peculiar de Kauffman donde todo es posible o imposible. Donde realidad y ficción se entremezclan y los personajes no pueden separarlas. Ni el espectador. Y apoyándose en un raro síndrome, Fregoli (como el hotel de la película, claro) que hace que quien lo sufre vea todos los rostros y voces como si fuesen idénticos.
El único problema con la película es que no necesitaba ser animada para contar esa historia. Es como si Kauffman necesitase destacar que es director, uno especial, y por eso utiliza la stop motion para su historia. No era necesario. La historia tiene la suficiente fuerza e interés como para ser independiente por sí misma sin necesidad de aderezos. Funciona no por la animación, sino por el guión, la dirección y los personajes, lo que la convierte en una película extremadamente interesante, brillante en algunos momentos, pero quizá demasiado ensimismada con su propia brillantez, lo que hará que parte de la audiencia, sobre todo si no son fans de Kauffman, desconecte de la película y no sea capaz de entrar en la historia. Y es una pena, porque merece mucho la pena hacerlo…
Jesús Usero
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