Aquí, no sabe escapar de los tópicos, de las situaciones menos interesantes de la historia (la trama romántica, algunos diálogos, los personajes más trillados como los dos jefes mafiosos…) y dejar rienda suelta a las partes realmente jugosas de la trama, como el personaje de Elle Fanning (la charla en el desayuno es para enmarcar), la historia de venganza, la relación con Chris Cooper o con el personaje de Chris Messina, o la presencia siempre imponente de Brendan Gleeson. O la de Sienna Miller. En ese sentido los actores están sensacionales, y hasta Affleck, tan criticado siempre como actor, tiene momentos estelares, como esa charla con Cooper en el jardín y cómo se resuelve.
Al final resulta que la verdadera película comienza a los 20 minutos, un tramo inicial que recuerda demasiado a The Town y que no termina de encajar con el resto (podía haber sido contado con flashbacks), y que hay una sucesión de finales intrascendentes, algo que podía haber corregido con el montaje. Pero en el camino hay momentos de ritmo trepidante, tiroteos salvajes (el del final es magnífico) personajes interesantes y un director que sabe cómo contar una historia. No sólo dónde poner la cámara, sino como narrar la historia, cómo hacerla especial, con momentos de una belleza increíble y otros diálogos insuperables. Lástima que no esté a la altura de las tres películas anteriores. Lástima que no explote todo su potencial. Si fuese de otro director, lo dejaríamos pasar, pero siendo Affleck y sabiendo el talento que posee y que muestra a trozos en esta película, duele más. Y aun así es mejor que la mayoría de películas que se estrenan cada semana.
Jesús Usero
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