Y además con un reparto brillante. Luis Tosar está inconmensurable, como siempre, pero no es su mejor papel del año, cabe decirlo. Junto a él el auténtico protagonista, el Niño, interpretado por Jaime López, quien es capaz de aguantar un cara a cara con todos los actores que se crucen en su camino. Con una mezcla de determinación y miedo que lo convierten en un gran personaje y una gran interpretación. Y por supuesto con nombres como Luis Callejo, Vicente Romero o Kandido Uranga, los villanos de la historia en gran medida. Sin olvidar el pequeño papel de Manolo Caro, quien casi roba la película en una sola secuencia. Sumado a eso está la dirección de Zambrano, director del que se pueden decir muchas cosas, pero no que no tenga un impresionante talento visual…
Aunque la historia falla en lo más importante. El guión. El personaje de El Niño y el pastor, están perfectamente descritos y escritos. Tienen recovecos, tienen historia, tienen luces y sombras. Pero los villanos, empezando por el capataz, son lo más maniqueo, tramposo y bidimensional que existe. Son personajes de cartón piedra y no es por falta de talento al escribir. Sólo hace falta ver cómo está presentado y descrito el Tullido de Manolo Caro, que sale apenas cinco minutos en pantalla. Los malos tienen que ser muy, muy malos. Y eso hace que el tema de trasfondo, el verdadero motivo de maldad de la historia se diluya por esa decisión. Cuando la revelación final llega, nos damos cuenta de que no importa, porque el personaje no era importante. No era un personaje, era una figura. Y el reparto hace maravillas con ello, pero no puede con todo. Ese aspecto del guión hace que el ritmo se resienta, porque hay momentos que pierden interés, y hay otros, mucho más interesantes, que nadie explota. Intemperie queda en una buena película, pero nada más. Aunque a veces eso es suficiente.
Jesús Usero
COMPRA TU ENTRADA
COMENTA CON TU CUENTA DE FACEBOOK
★
haga clic en mí para abrirlo
cierre la etiqueta tanto en la parte superior como en la parte inferior