Un viejo general, con principio de Alzheimer, se enfrenta a un juicio que decidirá si es culpable del genocidio del pueblo indígena o, como él asegura, sólo seguía órdenes. Acompañado de su familia, su esposa, hija y nieta, el general recibe la sentencia, pero quizá tenga algo mucho peor a lo que enfrentarse, sus fantasmas del pasado, que se personalizan en forma de una mujer que cada noche llora en su casa. ¿Realmente La Llorona habita la casa del general? ¿Es la enfermedad la que habla por él? ¿Es la presión de la turba que espera fuera de su casa? ¿O tiene relación de verdad con la nueva criada que llega tras la marcha de todos sus anteriores empleados? Para responder a esas preguntas, o no, debemos ver La Llorona.
Sabiendo que sus anteriores trabajos son excelentes también, La llorona brilla porque posiblemente es la más accesible de las tres, sobre todo por ese componente de cine de terror que uno no sabe si es real o una imaginación. Esa posible fuerza de la naturaleza, o esa locura, que se representa en la mirada de María Mercedes Coroy, la joven actriz que aquí hace un ejercicio de interpretación… escalofriante. En su aparente frialdad reside la clave de su existencia. Y de todo lo que rodea una casa que sólo encierra dolor y tragedia. Sabrina de la Hoz y Margarita Kenéfic aportan muchísimo a esta gran historia contada con precisión y elegancia por su cineasta.
Bustamante se sirve de menos de 100 minutos para hacernos partícipes de este relato de terror político, de la miseria del hombre en la guerra y de aquellos que no olvidan. La película es reflexiva e inteligente, no busca los sustos fáciles, sino el terror incómodo en el espectador. Una sensación de inquietud que no se sacude cuando termina la proyección. Escenas como la de la litera, la piscina o la ambulancia lo definen a la perfección, apoyadas por esos flashbacks como pesadillas que se acumulan con precisión. Quizá la resolución sea demasiado obvia, pero muy efectiva, en esta historia que transmite mucho y que da más miedo que la mayoría de producciones de este año que llegan de Hollywood. Una película magnífica que no debe pasar desapercibida y que el público debe rescatar mientras se proyecta en salas.
Jesús Usero
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