La historia nos traslada al presente, en Zamunda, donde el príncipe Akeem se encuentra felizmente casado y con tres hijas. Pero la ley de su pueblo impide que su primogénita pueda reinar, y con su padre el rey enfermo, la situación es comprometida para él y su país, con la amenaza del reino cercano de Aquí-aladia pendiendo sobre sus cabezas. El descubrimiento de un hijo varón en Estados Unidos, un hijo al que no conoce, podría ser la solución de todos los problemas para el reino. O quizá el principio de más problemas para todos los miembros del reino. La clave es que la historia, en esta ocasión, cambia el tono de la historia, haciendo que lo principal suceda en Zamunda en lugar de en Nueva York. Que aparecen también, pero la acción se traslada.
Esa es una de sus virtudes, un intento de cambio en la localización, haciendo que el reino de Zamunda se muestre por completo. Hay momentos inolvidables gracias al trabajo de Eddie Murphy y Arsenio Hall. La mítica barbería y sus múltiples personajes, la enorme incorrección política de los mismos (la charla en la barbería es demencial) son la esencia de la película. Es ahí donde todo funciona El rey de Zamunda espectacularmente. Igual cuando aparecen personajes como los de John Amos (desaprovechado), James Earl Jones (casi lo mismo) y Wesley Snipes, lo mejor entre lo nuevo que llega a esta historia.
Porque aunque la película hable de progreso, de evolución y tenga un mensaje acorde al mundo actual, los personajes jóvenes no funcionan. Especialmente el hijo interpretado por Jermaine Fowler. No es cosa del actor, es que su personaje, su historia, es demasiado calco de la vista en la primera película, y roba protagonismo a lo que realmente interesa, las burradas que sueltan Murphy, Hall y todos sus personajes. O Leslie Jones que está espléndida. El resultado es divertido, especialmente en varios momentos desatados. Pero en otros, quizá demasiados, la película se amansa, se parece demasiado a la primera entrega, pero sin chispa, y carece del humor nada correcto políticamente que hay en esos momentos mencionados. La nostalgia, curiosamente, salva la película. Lo nuevo, la vuelve vulgar, en el mal sentido. Los fans la apreciarán, pero se queda algo descafeinada.
Jesús Usero
★
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