Crítica de Los perdonados
Crítica de la película Los perdonados
John Michael McDonagh filma una película de frialdad considerable, en la que el dramatismo queda lastrado por la artificiosidad que transmiten los personajes.
La novela original de Lawrence Osborne mostraba las contradicciones internas que experimenta un amoral y clasista dermatólogo británico, cuando debe afrontar el atropello mortal de un joven marroquí, mientras su entorno más inmediato le pide que olvide con rapidez y sin cargos de conciencia. Ese mensaje, condensado en concebir el mundo como un parque de atracciones en el que la diversión de los que más tienen no acepta la contemplación de los seres que deben subsistir en ambientes de pobreza excesiva, está presente en el metraje de la adaptación cinematográfica llevada a cabo por John Michael McDonagh. Un contenido de trascendencia social que en la película queda diluido bajo las máscaras constantes que ocultan la faz de los tipos que deambulan por la trama; tanto los adinerados y decadentes “infieles”, como los tribales y asfixiados habitantes de las dunas.