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miรฉrcoles, marzo 12, 2025
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El Gran Hotel Budapest ****

El Gran Hotel Budapest ****El Gran Hotel Budapest. Comedia genial de Wes Anderson, mรกs Tintรญn que el Tintรญn de Spielberg.

Reconozco que el cine de Wes Anderson no me interesa. No encaja con mi manera de ver la vida ni los personajes, pero igualmente reconozco que el tipo sabe lo que hace y ademรกs lo hace muy bien. El Gran Hotel Budapest es de sus mejores trabajos. Es su pelรญcula que mรกs me ha gustado junto con Life Aquatic, y tiene algunos momentos de puro genio visual, como el plano de Zero parado frente a la puerta gigantesca de la cรกrcel, pura viรฑeta de Tintรญn mejor que todo lo que hizo con Tintรญn Steven Spielberg. Wes Anderson afirma que su pelรญcula estรก inspirada por los escritos de Stefan Zweig, pero en realidad lo que me parece es una perfecta adaptaciรณn del estilo, los mundos, las situaciones y los personajes de las aventuras de Tintรญn concebidas por Hergรฉ. De hecho, creo que Zero y Mr. Gustav, los personajes interpretados por Toni Revolori y Ralph Fiennes, son una especie de variante o reformulaciรณn del dรบo formado por el Capitรกn Haddock y el reportero Tintรญn en los cรณmics de Hergรฉ, salvo que en esta ocasiรณn, como no podรญa ser menos en una pelรญcula de Wes Anderson, el tono ideolรณgico de la aventura se sitรบa en las antรญpodas ideolรณgicas del que animaba las peripecias de los hรฉroes de Hergรฉ. Si aquellas estaban mรกs o menos viradas para el conservadurismo atroz, รฉstas otras de los antihรฉroes del Gran Hotel Budapest estรกn viradas hacia el no menos atroz buenrrollismo que suele caracterizar las fรกbulas dirigidas por Anderson.

Verรกn ustedes: el problema que tengo con las pelรญculas de Wes Anderson, el motivo por el cual sus alardes visuales, su brillante sentido del humor y su palpable talento para manejar historias, personajes, situaciones y ritmo como una especie de caja de sorpresas constantes que es particularmente eficaz en El Gran Hotel Budapest, es que, en esencia, me parece que son como el chocolate Mendelยดs que consumen con รฉxtasis culinario sus personajes en esta pelรญculaโ€ฆ tiene pinta de estar muy rico, las cajas que lo presentan son elegantes y estilizadas, pero no me gusta el chocolateโ€ฆ Quizรก si fuera cervezaโ€ฆ




Dicho mรกs claro: creo que todo el cine de Wes Anderson es buenrrollista, bienpensante, polรญticamente correcto, y por tanto no me creo ni a sus personajes ni sus situacionesโ€ฆ pero esencialmente no me creo a sus personajes. Y si me gusta mรกs en su filmografรญa esta pelรญcula junto a Life Aquatic es porque en ellas es donde mejor reconozco ese tono de segunda lectura mรกs cรกustica y cรญnica, de sรกtira, que marca como una especie de mensaje con tinta invisible el cine de Wes Anderson. Creo que en todas sus pelรญculas hay dos pelรญculas. En un tono mรกs superficial, Anderson nos propone un ejercicio de postureo, una postal idealizada del mundo por la que transitan personajes imposibles que no obstante son automรกticamente tomados en serio como recurso poรฉtico porย  los infatigables y algunas veces muy cansinos seguidores del director, empeรฑados en convertirnos a su causa contra viento y marea.

Pero por debajo de todo eso intuyo a un Wes Anderson francamente gamberro que brilla con especial talento en Life Aquatic y en El Gran Hotel Budapest. Y por eso son estas dos las pelรญculas de su colecciรณn de trabajos que mรกs me interesan. El gamberro Wes Anderson no tiene nada en comรบn con sus seguidores mรกs pijos, bienpensantes, buenistas y gilipollas. Pasa del gafapastismo y disfruta dibujando personajes como el del matรณn interpretado por Willem Dafoe en esta pelรญcula. El Wes Anderson de salรณn, el de superficie, aquel al que aplauden sus seguidores mรกs bobos, hace posturitas visuales como el propio protagonista gerontรณfilo encarnado por Ralph Fiennes en esta pelรญcula para ligar a sus amantes ancianas tirando de afectaciรณn y elegancia exagerada que desde la exageraciรณn, como ocurre con las propias pelรญculas de Anderson, acaba siendo una sรกtira. El Wes Anderson gamberro, que es el que mรกs me interesa, brota en escenas como las de la persecuciรณn de Jeff Goldblum en el museo a manos del matรณn interpretado por Dafoe, con ese final de amputaciรณn tan significativo. El Wes Anderson gamberro se rรญe de la afectaciรณn de sus propias criaturas, cambia el cuadro del niรฑo con la manzana por una pintura-esputo protagonizada por dos lesbianas. El Wes Anderson gamberro inventa personajes como el de Harvey Keitel en la cรกrcel, puro cachondeo de las odiseas carcelarias con fugas imposibles. El Wes Anderson gamberro pone junto al respetado autor literario a un niรฑo armado con una pistola de dardosโ€ฆ Hay muchos guiรฑos de este tipo en el que el Wes Anderson mรกs gamberro consigue imponerse al Wes Anderson mรกs elegante y de salรณn por sus exabruptos.

El Gran Hotel Budapest se manifiesta ademรกs lo que mรกs y lo que menos me gusta del cine de Wes Anderson. Me molesta que algunos de sus defensores mรกs bobos defiendan en su cine el exceso visual que critican luego en el cine de evasiรณn y acciรณn mรกs comercial, de modo que lo que les parece sobrado y excesivo, por ejemplo en una pelรญcula de sobre Thor o el Capitรกn Amรฉrica, lo aplauden como un rasgo sublime de personalidad en una pelรญcula de Wes Anderson. Cuando en realidad el pecado es el mismo.

Wes Anderson es formalista, recargado, visualmente adicto al exceso. Su cine es puro efectismo. Y la profundidad psicolรณgica de sus personajes es tan discutible como la de los personajes de Quentin Tarantino. En lo esencial hay momento de El Gran Hotel Budapest que son tan profundos como el reparto de tollinas de Uma Thurman en el desenlace de Kill Bill. Ambos son puro pastiche de lo excesivo voluntariamente buscado por los directores como sello de estilo. Pero en Tarantino eso ha sido criticado en muchas ocasiones. O en Rob Zombie. Mientras que en Wes Anderson es aplaudido. ยฟQuizรก porque nos pinta un mundo idealizado de valores absolutamente imposibles desde su buenrrollismo polรญticamenteย  correcto mientras que los personajes de Tarantino sobreviven partiรฉndole el hocico al prรณjimo y los de Rob Zombie son payasos sangrientos que se lanzan al abismo de la defecaciรณn universal entregรกndose al caos con alegrรญa y sin pudor moral alguno? ยฟSerรก porque Anderson dibuja su caos desde el cinismo y el sarcasmo de una falsa apariencia visual de orden, mientras Tarantino tira de una definiciรณn de la realidad concebida sobre la mecรกnica de las viรฑetas del cรณmic y Rob Zombie simplemente dibuja espasmos orgรกsmicos de satรกnico caos apenas reprimido en las que eyacula atrocidades indiscriminadamente?

Dejo al lector de este comentario que saque sus propias conclusiones. Pero aviso ya que en El Gran Hotel Budapest he vuelto a disfrutar de ese caos gamberro que habita en la segunda lectura de las pelรญculas de Wes Anderson y ha vuelto a gustarme mucho reencontrarme con esa faceta mรกs disparatada y divertida de su cine, con esa segunda identidad del director โ€œde cultoโ€ capaz de reรญrse de sรญ mismo y de esa imagen como un perverso Mr. Fox (aรฑadan el dibujo animado El fantรกstico Mr. Fox a la lista de pelรญculas del director que mรกs me gustan). Eso sรญ, creo que desde que se produce la fuga, la pelรญcula afloja un poco y sus imรกgenes y recursos no estรกn del todo a la altura de lo que hemos visto hasta ese momento.

Pero con todo, El Gran Hotel Budapest me parece un inteligente y muy sano entretenimiento, visualmente notable, con algunos chistes francamente lucidos y desternillantes que me hacen aceptar con media sonrisa ese mundo recardado y sobreactuado que siempre me propone Wes Anderson como cortina de humo para el gamberro irreverente que se oculta tras el telรณn de su etiqueta como director โ€œde cultoโ€, adorada por los wesandersianos mรกs simplones.

Miguel Juan Payรกn

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